Thursday, November 20, 2008

Del hedonismo intrínseco y otros discursos...

Por Felipe Sánchez Barría.

Partamos de la base que una madre no se levanta todos los días a las 6 de la mañana a trabajar 14 horas diarias como trabajadora “no calificada”, para mantener a sus cuatro hijos, por placer. Partamos de la base que quienes trabajan por “vocación” con niños en un alto riesgo social lo hace porque goce viendo a estos niños en su miseria. Partamos de la base que una persona con una depresión y con tendencia suicida no se inflinge daño físico, como cortarse las venas, para desviar su atención a este tipo sufrimiento (físico) que al sufrimiento de tipo síquico, del alma, del espíritu o como se llame; si no es porque el dolor físico es menor que ese otro dolor, que para mi es imposible describir. Si asumimos que el amor (terreno difícil de abordar) es la negación de uno mismo; en la proyección en el otro, al que amamos; entonces nuestro sufrimiento es el sufrimiento del otro, y cuando el otro sufre nosotros sufrimos, por tanto evitamos que la otra persona sufra, incluso haciendo sacrificios que pudiéramos perjudicarnos directamente.
Pero probablemente esa madre se sentiría peor, tal vez su conciencia no la dejaría en paz, al ver a sus hijos sufriendo miseria, porque, como mencioné en el caso del amor, el sufrimiento del que se ama se vuelve nuestro propio sufrimiento; así mismo la alegría del que se ama se vuelve nuestra propia satisfacción, y por tanto no escatimamos en sacrificios para llevar a cabo nuestra propia satisfacción. En otras palabras si no podemos lograr nuestro goce, por lo menos tratamos de evitarnos un sufrimiento mayor.

Probablemente, alguien me dirá “yo disfruto más tomándome una cerveza con mis amigos que el trabajo voluntariado con los niños de un sector muy marginal de la ciudad”, y probablemente le crea que superficialmente disfruta mas bebiendo una cerveza, pero si trabaja de voluntario con niños en riesgo social (trabajo que en mi opinión se necesita un buen par de huevos, aunque paradójicamente sean las mujeres las que mayoritariamente hacen este trabajo), es muy probable que en su socialización, en otras palabras, que en la experiencia de su vida, tenga una alta valoración tener este “conciencia social” y por tanto, de no hacer este trabajo voluntariado, sentiría una incomodidad debido a la incoherencia entre lo que siente y lo que hace. No quiero decir con esto, claro esta, que goce trabajar con niños que tal vez el problema mas mínimo que tienen es el hambre, sino que si no lo hiciera, insisto, su conciencia no lo dejaría tranquilo.

Que no se me llame determinista, como ya me lo han dicho…simplemente considero que depende de nuestra socialización, de nuestra experiencia y experiencias del mundo, lo que determina la manera en que buscamos el goce, o en su defecto, evitamos el sufrimiento. Basta decir, que muchos dicen “odio la pobreza”, “no me gusta ver sufrir a la gente”, o como diría un masoquista “gozo con el dolor físico”…todas estas frases tienen algo en común, son en primera persona…de hecho si usted no esta de acuerdo con lo que escribo, será usted y nadie mas que usted el que sentirá de una manera particularmente suya el rechazo o la indiferencia o la aceptación de lo que escribo, su sentimiento será exclusivamente suyo. Bourdieu ha utilizado el termino “habitus” para referirse a la practica cotidiana como una improvisación prolongada dentro de un armazón de esquemas inculcados por la cultura lo mismo en la mente que en el cuerpo (schéma corporel y schéma de pensée), en otras palabras depende de nuestra experiencia y experiencias con la cultura que determinamos nuestras practicas cotidianas que si bien son improvisadas se encuentran limitadas por estos campos, y que, en mi opinión siempre tienen de buscar, en ultimo termino, nuestro goce o evitar sufrimiento. Somos intrínsicamente hedonistas.
El problema principal, o el conflicto con el que siempre tendemos a chocar es con el problema de los juicios de valor. Lo que es bueno o lo que es malo. Lo que es socialmente bueno o lo que es socialmente malo. A comienzos de la edad media, explica Vouchez, con el imperio carolingio, la pobreza no era algo muy bien visto, debido justamente a que era una sociedad de mucha pobreza y hambruna. No obstante, esa percepción cambió entre el siglo XI hasta el siglo XIII, periodo de mayor esplendor económico en la Edad Media. Es en este periodo de expansión del comercio, donde surgen órdenes religiosas dedicadas a la “Santa Pobreza” principalmente la Franciscana. La pobreza llega a verse como necesidad imperiosa para llevar una verdadera vida espiritual, se valora como lo realmente bueno, mientras la usura se relaciona con el pecado capital de la codicia y por tanto se considera como algo malo; la reforma gregoriana y su rechazo a Cluny es el mayor símbolo de esta idea en la época. Así mismo, en una época como la nuestra donde luego de dos guerras mundiales, conexión comercial de tipo global (el termino globalización, comenzó siendo un termino utilizado en economía), donde cada día el mundo es mas competitivo (aunque eso es discutible entre tanta mediocridad) e individualista, reconocerse egoísta es algo malo y por tanto, es arriesgarse a ser socialmente marginado (algo que probablemente no causa goce, aunque no se confunda a ser socialmente marginado, con ser socialmente mal considerado, que es algo, que en mi opinión, muchas veces alimenta mas el ego). Entonces, el problema no esta en ser lo que se es, sino en ser bueno o malo, y eso se construye socialmente, Foucault probablemente me diría que el poder determina que es malo o bueno. Lo malo claramente seria lo que evita la reproducción del poder. Bourdieu me diría, tal vez, que lo malo es lo que detiene, lo que el ha denominado, la “reproducción cultural”. En otras palabras, nada es malo o bueno per se.

Casi siempre somos los últimos en tomar la decisión, y siempre que tomamos esta decisión, esta tiende a ser la que menos daño o mas goce nos produzca. Y digo casi siempre, por el único (único que se me ocurre) caso de que alguien nos mate sin preguntarnos si es lo que queremos. Pero si alguien nos apuntara con un arma y nos obligara a hacer algo que no queramos, lo que más detestaríamos, entonces también elegiríamos. Dos opciones, o deseamos vivir y hacer aquello no queremos hacer, en ese caso para nosotros seria peor morir; o morir y evitar hacer aquello que detestamos, en este caso entonces evitar hacer lo que no queremos seria mejor que no morir.

Claro, usted estará pensando “maldito existencialista sartreano, cree realmente que estamos condenados a ser libres”, la verdad es que no y si. No, porque Sartre decíamos que estábamos condenados a ser libre, en ese caso, en mi opinión seria un contradicción, pues estar condenado a algo, no es estar libre, no puedo ser libre si mi decisión es justamente no ser libre y aun, así, seguir siéndolo. Y si, creo que si somos libres, porque como mencione anteriormente, somos los últimos en tomar decisión, dentro de nuestra situación, es imposible no estar condicionado al contexto. En este caso, se vuelve un tema semántico ¿Qué significa Libertad o, mejor dicho, ser libre? Es, acaso, que nuestra situación ¿se adecue a la definición de una palabra (soportando la arbitrariedad de las definiciones de palabras) o ser libre es solo sentirse tal, en la propia definición de libertad? Nuestro mundo se construye en el contexto social, nuestra experiencia jamás están aisladas de otras, por tanto nuestra elección depende de nuestra situación a nivel de estructura de mas largo plazo; o puede ser en una situación mas coyuntural, como el situación del arma y la decisión rápida. Todo esto me demuestra, que siempre es relativo todo y nada, que siempre algo puede ser y no ser al mismo tiempo (solo basta pensar en la prueba del ratón adentro de la caja tapada completamente con un dispositivo eléctrico en su interior, donde el ratón puede estar vivo y muerto al mismo tiempo).

Alguien me dijo que yo era un relativista, y que por relativistas como yo “no había habido revolución”, la verdad es que justamente por eso no ha habido revolución. Porque viven echándole la culpa a otro de las desgracias propias, no quiero decir que nos las tenga, pero tampoco que las tengan; simplemente ¿por qué tenemos que culpar?, porque tenemos que buscar culpables, de algo que simplemente es. Ya dije que nada es bueno o malo por si. También se me dijo que mi postura era la que mantenía el status quo. Lo dudo. Son sus propias actitudes las que mantienen el status quo. Para romper con ello lo primero que deberían romper es con el status quo en su valores, son los mismos valores de los ricos el de los pobres, el de los poderosos con el de los sin poder, todos creemos que matar es malo, y ¿si alguien me pide que lo mate? Acaso alguien no puede ejercer su derecho a ser “matado” (asesinado, en nuestro lenguaje). El derecho mas preciado que hemos construido es el derecho a la vida, pero yo pienso que un derecho es aquel en el que uno tiene el derecho a no ejercer aquel derecho, y por tanto también deberíamos tener el derecho a ser “matados” o a suicidarnos, sin perecer todos los castigos sociales y morales (entre ellos el infierno o algún castigo del dios de tu cultura). Pero, ¿Por qué a la gente con tendencia suicida se le vigila de manera que se evite su suicidio?, claro está, para no perder una vida y ¿por qué?, eso no lo entiendo, encubrimos la actitud mas egoísta del mundo dentro de un discurso altruista. Si es verdad, no queremos que esa persona se suicide porque somos egoístas, porque no queremos sufrir, queremos evitar nuestro propio sufrimiento al ver que ya no tendremos a ese ser amado, pero somos egoístas y sufrimos por nosotros. No niego con esto que no se sufra en el proceso de tener un ser querido con este tipo de patología, en absoluto lo niego, es una patología que hace sufrir a nuestro ser amado, y por tal nos hace sufrir a nosotros, y creemos ingenuamente que una clínica o algún tratamiento podrá remediar aquel sufrimiento, pero bueno necesitamos creer en que estará mejor, aunque eso signifique drogas y demás, pero no podríamos soportar la idea de que no sea así.

Cualquiera que leyera esto podría pensar que soy algún inadaptado (y quizás varias otras cosas más; algunas mas ofensivas que otras, aunque no me sienta ofendido), pero la verdad es que mi socialización es tan común (no quiero usar la palabra normal) a la cualquier “cristiano occidental”, comparto los mismos valores que mis pares; y por tanto no me causa goce matar, robar, mentir, hacer daño a los demás, ni mucho menos a los que quiero….

En fin, se me acaba la inspiración, tengo que cumplir con lo que la sociedad me exige (que es, claro, lo que yo elijo hacer, antes del castigo social)… es decir reforzar la institución de la buena calificación y lo que ello conlleva.

Espero todo tipo de comentarios, ojala sean originales…espero no me salgan con que me contradije todo el rato y que me lo pueden demostrar porque eso no me interesa, fue un discurso sobre la contradicción…

Saludos.